Desde el hacer y el ser apasionado de mujer, maestra y madre, Mercedes Arrubla ha logrado, mediante la aplicación constante de estrategias que permiten disminuir el miedo tradicional por el aprendizaje de la matemática y la ciencia en niños y jóvenes de la Institución Educativa de Desarrollo Rural Miguel Valencia de Jardín, acortar la brecha entre la escuela y la vida.
Basada en un aula experimental de matemáticas y dos estaciones meteorológicas y OTACA (Observadores del Tiempo Atmosférico CERES Antares), adscrito al CERES SCHOOL de NASA, la institución educativa rural ha impactado a los sectores educativo, productivo, ambiental y social del municipio de Jardín y la subregión del suroeste Antioqueño. A través del aprovechamiento del mejor “libro abierto y gratuito” que son el cielo y el suelo e inmersos en el tapiz cambiante de la naturaleza, el proyecto ha alcanzado una base de datos meteorológicos de 15 años que complementan la información del satélite “Terra” de la agencia espacial estadounidense con mediciones diarias, inclusive festivos.
Los niños y jóvenes, además de divertirse aprendiendo, aprovechan todos los recursos didácticos y ayudan a los científicos a estudiar el papel que juegan las variables del clima en el calentamiento global y con ello apoyan también a la certificación de empresas agrícolas y pecuarias del municipio y la realización de tesis de grados de estudiantes de educación superior, proyectando por estos caminos su Institución y el municipio en los ámbitos departamental, nacional e internacional.
Con su accionar e ideas innovadoras, la profe ha sentado las bases y la gestión para que la Institución tenga laboratorios de Química-Agropecuaria, Física-Ciencias Naturales, Meteorología, Matemáticas, una planta física completamente nueva con dotación de internet en todos sus bloques y ha liderado la construcción de un laboratorio de análisis de suelos para todo el suroeste, en el sector La Pradera de Andes, satisfaciendo las necesidades de caficultores y agricultores con la credibilidad, visión y diligencia de COOPERANDES, además de iniciar la cultura de la medición del suelo como complementaria a la del clima.
La cultura de la medición de las variables del clima en su comunidad educativa, donde los estudiantes se han convertido en observadores permanentes del cielo y la naturaleza, se está extendiendo al suroeste. Se ha gestionado e instalado 180 pluviómetros a lo largo de las veredas, capacitando a los campesinos para su uso, resultado del proyecto Pluvio-Red (observadores voluntarios de la lluvia) que nace en 2013 como hijo de OTACA.
También se siembran árboles, se viven algunos equinoccios como toma de consciencia colectiva frente al mal accionar del hombre en nuestro planeta. Igualmente sensibiliza y posibilita que sus estudiantes, después de egresados e independiente del rol que ocupen en sus proyectos de vida, continúen participando como miembros activos del proyecto.
Con su trabajo se ha creado la posibilidad de obtener becas en el Colombo Americano y en la Universidad de Oklahoma para estudiantes destacados del proyecto, ya está allí un estudiante y otro viajará en septiembre próximo; también ha posibilitado el intercambio con 3 nativas americanas y sueña con enfatizar el uso del inglés en la I.E.
Ha capacitado a maestros del departamento y la nación apoyándolos en la didáctica de las matemáticas y en la gestión para sus ascensos.
Y para cerrar este pequeño reconocimiento, la maestra ha logrado que la mentalidad de nuestros estudiantes ante áreas como matemáticas y ciencias se venga transformado, pasando de la matemafobia a la matemafilia.
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