Integración
Un grupo de ciudadanos residentes en el Suroeste Antioqueño, conscientes de las transformaciones que traerán proyectos nacionales en la región, nos hemos propuesto abrir este espacio periodístico mensual de análisis y debate, que contribuya a entender las dinámicas que ya inciden en la cotidianidad de cada municipio, y que son la base sobre la cual se enrutará el Suroeste.
No sólo son los mega proyectos, como la construcción de las autopistas que nos conectarán en tiempos reducidos con Medellín y otras capitales departamentales, o el nuevo represamiento del río Cauca que pretende construir la ahora extranjera ISAGEN, desde el municipio de Anzá hasta cercanías de La Pintada, con el consiguiente desplazamiento poblacional en Bolombolo, Peñalisa, Puente Iglesias, entre otros, o la presencia de empresas multinacionales mineras en todo el territorio donde se aprestan a la explotación de cobre, oro, y otros minerales, como sucede en Jericó, Támesis y Caramanta, o las extensas plantaciones de pinos y eucaliptos, la proliferación de invernaderos, las centrales hidroeléctricas y demás producciones que afectan profunda e irreversiblemente los suelos, el agua, el aire y la vida social.
El proceso de negociación entre el Gobierno nacional y el movimiento guerrillero que se adelanta en La Habana con las FARC y pronto con el ELN en otro lugar aún no determinado, nos pone, como a toda la nación, ante la disyuntiva de terminar o continuar la guerra entre colombianos, cuyas víctimas son casi exclusivamente campesinos obligados por la imposición de las armas, de las leyes o de la pobreza, a engrosar las fuerzas militares legales o ilegales. Sea el establecimiento de acuerdos para terminar el enfrentamiento armado, o sea la persistencia de la guerra, estamos llamados a discutir con argumentos, con la debida información y con la necesaria generosidad para que Colombia y el Suroeste opten por el camino de la dignidad humana, de la equidad, de justicia, de respeto a la opinión ajena, de protección de la vida, de la naturaleza, del sueño humano de paz, armonía, felicidad.
Son estos algunos de los factores que marcarán la marcha de futuro inmediato de la región y de toda Colombia. Municipios como los nuestros, pequeños, casi aislados entre sí, dependientes de Bogotá y del centro metropolitano antioqueño que controlan las inversiones y ofrecen los servicios a los ciudadanos, dependientes también de la agricultura y producciones artesanales que no son prioridad económica ni social del Gobierno nacional, son débiles para resistir a las afectaciones que causará en el territorio el avance de las decisiones tomadas desde los centros gubernativos y económicos orientados por el poder del capital internacional.
La alternativa es, por tanto, la integración regional. Las características y necesidades comunes deben ser el acicate para mirarnos y unirnos como un cuerpo territorial cuyas gentes y líderes buscan conservar el patrimonio natural y cultural, la vida pueblerina, campesina, indígena, la paz y el bienestar para todos.
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