Un ejemplo puede ayudarnos a comprenderlo: Cuando llegamos a un lugar, digamos un pueblo que visitamos por primera vez, y encontramos las calles limpias, con sus andenes bien alineados y sin desniveles ni huecos donde se puedan tropezar los abuelos, los talleres de motos y carros en un sector del pueblo y no regados por todas partes, los almacenes y tiendas en otro sector, las viviendas en tranquilidad, parques donde juegan los niños y descansan los mayores, hospital y colegios sin estrecheces, las carreteras veredales transitables, los cultivos abundantes, las casas del campo florecidas y bien levantadas, los ríos sin basuras y el aire sano, nos sentimos a gusto porque sabemos que la gente que vive allí quiere su pueblo, lo cuida, lo ordena.
¿Qué habrán hecho los habitantes de ese pueblo
para conseguir un vividero tan agradable?
Con seguridad que ellos planearon hace años la forma que le querían dar al pueblo y el camino que tenían que recorrer para llegar a donde querían llegar, y se pusieron a trabajar, organizados y con entusiasmo.
Pero claro, para poder hacer planes, tuvieron que conocer muy bien su municipio, sus aguas, los terrenos firmes y los inestables para evitar desastres, los buenos para la agricultura y los regularcitos para la ganadería, las necesidades de vivienda, de escuelas, de espacios para los muchachos y para los ancianos, tuvieron que elegir dónde iban a depositar las basuras, cómo iban a llevarle agua a las casas, por donde iban a abrir nuevas calles y construir nuevas viviendas, qué clase de viviendas, como iban a organizar el comercio, y muchas otras cosas más. Tuvieron que conocer muy bien su territorio para poder ordenarlo.
Pero no bastaba conocer el municipio para planear su futuro. Los habitantes tuvieron que preguntarse qué clase de futuro querían para su pueblo y para sus gentes, y seguro entonces que pensaron en el bienestar de la población, un bienestar que fuera duradero, por eso se basaron para sus planes en la conservación de la naturaleza, del medio ambiente sano y de unas relaciones humanas cordiales, honestas y solidarias.
Pues bien, cuando se planea el futuro de cualquier municipio partiendo de la realidad que vive su gente y en la realidad de las condiciones del terreno donde está asentado el municipio, y pensando en el bienestar de todos sus habitantes y la conservación del medio ambiente, entonces en ese municipio se empieza a recorrer el camino para que la gente que vive allí y los que lo visitan sientan satisfacción y no quieran irse a otros lugares desordenados.
Ese camino es el del Ordenamiento Territorial.
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